Great Wall Motor, uno de los mayores fabricantes de automóviles de China, ha decidido cerrar su sede europea en Múnich en agosto, despidiendo a unos 100 empleados.
El mercado de vehículos eléctricos en Europa se ha vuelto más complicado, explicó la compañía en su sitio web. Por ello, su estrategia en Europa será ajustada. A pesar de las grandes ambiciones con las que Great Wall Motor entró en el mercado europeo, las cifras de ventas parecen estar desarrollándose de manera más débil de lo esperado.
Las acciones de Great Wall Motor, que cotizan en Hong Kong, cayeron el martes hasta un 9,4%, el mayor descenso diario desde enero. No solo el retiro en Europa afecta el ánimo de los inversores. En general, las ventas en mayo cayeron a 91.460 vehículos, una disminución del 9,5% en comparación con el mismo mes del año anterior.
La presión de la Unión Europea sobre los fabricantes chinos ha aumentado últimamente, aunque la decisión sobre los aranceles de importación para los vehículos eléctricos chinos se ha pospuesto. Se esperan los primeros resultados de una investigación antisubvenciones la próxima semana.
Con aranceles más altos, los vehículos eléctricos chinos podrían perder su ventaja en precios, lo que probablemente afectaría la demanda en países como Alemania y Francia. El año pasado, Great Wall Motor vendió alrededor de 6.300 autos en Europa, aproximadamente el 2% del total de exportaciones chinas.